En 1700, la Via dei Crociferi era un lugar de reuniones nocturnas secretas para los nobles que no querÃan ser descubiertos mientras tejÃan historias de amor clandestinas y participaban en conspiraciones de diversa Ãndole.
Para evitar el acercamiento de los curiosos, se difundió el rumor de que un caballo sin cabeza vagaba por la Via Crociferi en plena noche, por lo que el lugar pronto dejó de ser un punto de encuentro.
Un joven, aceptando una apuesta con unos amigos, dijo que irÃa a la calle de noche, y como prueba clavarÃa un clavo en el Arco de las Monjas Benedictinas.
El joven llegó al Arco y consiguió subir y clavar el clavo, pero no se dio cuenta de que su capa estaba sujeta a él y cuando llegó el momento de bajar, al sentir que le tiraban, pensó que de alguna manera le habÃa agarrado el Caballo sin Cabeza y murió del susto. La marca del clavo sigue siendo visible hoy en dÃa.